Tipos de (y en) Menorca. 1.- En la playa

Durante el pasado mes de septiembre tuve la suerte de estar dos semanas en la preciosa isla de Menorca, la primera con la familia en lo que podrían considerarse unas vacaciones normales, con visitas culturales, días de playa, buenas comidas, mejores charlas, algunos juegos y un poco de baloncesto en la tele. La segunda semana, después del regreso a casa de la familia, fue con mi amigo Phil en lo que podrían considerarse unas vacaciones menos normales: varios días de caminatas por el «camí de cavals» esperando la mejoría del estado del mar y varios más de recorrer en kayak la costa sur y el flanco suroeste de la isla. En esta semana, buenas comidas (no siempre) y mejores charlas también, además de muchas horas de ejercicio y algunas noches estupendas durmiendo dentro del saco en las playas viendo pasar las estrellas… pero eso será motivo de otra entrada.

Como en cualquier viaje, en este también nos hemos cruzado con muchas personas, a alguna de las cuales les he hecho una foto. Este es la primera parte del resultado, nos vamos a la playa.

La playa es como una sala de cine, siendo la mayor diferencia entre ambas no el sol en la primera y la oscuridad en la segunda, sino el hecho de que en la sala de cine te cuentan una historia que alguien ha escrito, y en la playa las historias te las tienes que inventar tú y, más que en forma de plano secuencia, el resultado se  muestra como escenas encadenadas que no están necesariamente relacionadas más que por desarrollarse en el mismo escenario.

Así que esta historia empieza con dos hermanos que bucean mientras una pareja asciende desnuda al islote de la izquierda buscando un momento de intimidad, al tiempo que un grupo de niños intenta conquistar el islote de la derecha a cuya cima ya ha llegado su líder que les indica que allá a lo lejos resopla una ballena. Ajena a todo ello, una mujer con sombrero -como un cuadro del viejo Chagall, que diría Silvio Rodríguez- se siente en el paraíso mecida por ese agua tibia.

Tan en el paraíso, que en la escena siguiente, no se percata de que a escasos metros se desarrolla una potencial tragedia que, como era previsible, se queda en  nada.

En otro momento de la historia, el padre oriental, recién jubilado y liberado de sus responsabilidades como ejecutivo en una empresa coreana de automóviles, juega como un niño -cerca de uno de verdad que busca peces- bajo la atenta mirada de su hijo y la displicencia de su nuera,

aunque minutos después el hijo ha perdido el interés en su padre y la nuera ha abandonado su displicencia, y se dedican a limpiar hasta el último grano de arena de sus toallas… aunque parecería que buscaran un microfilm con los planes para invadir la isla que, por cierto, ya están en marcha.

Y ¿qué decir de la pareja de amigas buceadoras pasaditas de kilos y felices? Posan alegremente para que su amiga la delgada les haga una foto,

y al momento retoman sus actividades natatorias, mientras su amiga la delgada sigue fotografiando bañistas pasados de kilos fuera de la pantalla y la chica del fondo no quiere saber nada.

La cámara se gira ahora para fijarse en los tres amigos que se están contando que anoche llamaron a unas chicas para quedar hoy con ellas… ¿serán las mismas que se ha llevado puestas en la espalda el personaje de la izquierda?

Per ¿qué le ocurre a esta chica? alguien comenta que, aunque lo parece, no está buceando para ver peces: en realidad ha metido la cabeza debajo del agua para no seguir escuchando al pesado de su novio hablando sin parar de su trabajo y de lo mucho que le aprecian los jefes,

novio que, al ver la actitud de ella, se ha cabreado, se ha puesto la camiseta y la gorra y se marcha a buscar el chiringuito más cercano.

También están las amigas monísimas que se pasan las horas muertas al sol como muertas, sin más que breves descansos durante los que se sientan a charlar; algunas veces también se meten en al agua un par de minutos y a la vuelta aprovechan para girarse lo justo para seguir teniendo el sol en la posición adecuada,

movimientos que le traen perfectamente sin cuidado a mi héroe, mi alma gemela que, buscando desesperadamente un poco de sombra, se pregunta qué hace él allí mientras se admira de la antinatural resistencia de las chiquillas… o quizás ha conseguido dormirse y ya no se pregunta nada.

De repente la cámara descubre una situación de tensión contenida: la rubia y la gaviota de Audouin (Larus audouinii), que parecen mirar distraídamente el paisaje, en realidad están disimulando; en una fracción de segundo, la rubia desenfunda su móvil para hacer una foto a la gaviota, al tiempo que esta se lanza a por algo de comida de unos vecinos. La acción se desarrolla tan deprisa que ni la rubia ni yo conseguimos captarla, aunque la gaviota escapa triunfante llevándose una patata frita ante el estupor de los afectados por el ataque aéreo

y el desinterés de la niña que, sola por primera vez (a unos cuantos metros de sus padres), disfruta de la increíble libertad del agua, la arena y sus pensamientos, en los que parece completamente abstraída tratando de descifrar el sorprendente comportamiento de la arena al ser alcanzada por las olas.

El siguiente personaje en aparecer ha decidido tomar algunas precauciones básicas antes de adentrarse en lugares donde el agua le alcance las rodillas. Así, se mueve lentamente aferrado a su ridículo flotador, mientras protege su vista con unas recias gafas.

De repente su mujer, imperativa, le hace unos inequívocos gestos de alarma: ha divisado un peligro del que solamente él le puede salvar así que, sacando el arma que astutamente llevaba escondida, se dirige sin dudar al rescate de su amada.

Tras una breve y desigual lucha la bestia es dominada y cuando, como noble caballero que es, se dirige a depositar su cadáver donde no pueda hacer más daño, un suspiro de alivio recorre las filas de bañistas temerosos y agradecidos.

Aunque no todo el mundo ha contemplado su proeza: hay quien no soporta el éxito ajeno y prefiere retirarse a lugares menos concurridos… desde los que se divisa la bahía de Alcudia de la cercana isla de Mallorca.

En la última escena, justo antes del fundido a negro, uno de los protagonistas, apesadumbrado, se promete que el año que viene empezará la operación bikini a tiempo para llegar hecho un adonis a la temporada de playa.

Nota: todas las fotos están hechas con una cámara compacta Sony DSC RX100M3

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